En muchas ocasiones las malas noticias llegan sin avisar y lo hacen durante un momento de satisfacción creando un contraste brutal entre lo que realmente es trascendente en la vida y las euforias mundanas. Así sucedió el sábado, el barça acababa de golear a su rival y un grupo de catalanes en Panamá lo habiamos disfrutado juntos, sonó el teléfono y al otro lado del planeta mi padre con voz distinta sonaba a premonición, sin preámbulos me anunciaba el fallecimiento de Mercedes Antràs, mi tía abuela materna, a los 91 años.
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Una vida larga y afortunadamente una muerte sin sufrimiento fruto del desgaste de la edad, nocturna y pacífica. Para la familia una pérdida inesperada por la extraordinaria salud que siempre tuvo, no teniamos en mente que había llegado la hora de este fatal desenlace. El espíritu generan reacciones muy básicas y auténticas cuando la muerte circula en el grupo familiar, a mi solo me importaba mi madre ya que su tía Merche no dejaba hijos o esposo velándola, dejaba sobrinos como mi madre y los hijos de estos como yo.
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Su desaparición, además de lo que a cada uno le provoca en los sentimientos, genera en la familia un evidente factor simbólico: ser la última columna de un edificio que con ella se pierde por completo ya que desaparece una generación entera de la enorme familia Antràs en Catalunya. En lo personal, además, también se reproduce este efecto ya que era la última hermana de alguno de mis 4 abuelos, como familia nos deja sin testimonio vivo de los Serra, Nadal, Moragas y Antràs que nacieron en los primeros años del siglo XX y que vivieron acontecimientos de extrema dureza como la Guerra Civil Española, pero también tuvieron tiempo para ver crecer un país en democracia, paz y prosperidad.
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La tieta Merche vivió más de 90 años y en plenitud, fue una mujer avanzada a su tiempo, intelectual dedicada a la docencia y formada en grandes universidades de europa en unos tiempos en los que no había facilidades en una España cerrada en su dictadura y anquilosada en lo que a derechos de la mujer se refiere.
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Mercedes, con un carácter y personalidad tan independiente, con la cultura como posesión más valiosa, tenía las ideas tan claras y una ética tan inquebrantable como su mala leche ante lo abusurdo y banal. Mujer de tertulia y debate, incomprendida para los de mi generación porque simplemente eramos niños, generaba entre sus hermanos y entre los sobrinos un liderazgo de los valores de la familia.
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Con los años pude entender que representaba la fortaleza de aquellos tiempos en donde el nucleo familiar no era solo el formado por unos padres y sus hijos, las familias eran un todo, una historia y unos vínculos que englobaban a un grupo humano considerable más allá de la casualidad de un mismo apellido. Ella fue estandarte de esta voluntad y por ella disfrutamos de un conocimiento profundo de nuestros antepasados ya que además de investigar en los pasajes más alejados del árbol genealógico familiar, era un libro abierto que se recreaba hasta en los detalles más insólitos incluso del primo segundo o tercero más alejado de la galaxia.
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Solo por ser capaz de mantener esta llama permanentemente encendida en la famlia merece reconocimiento y respeto, pero también un homenaje de amor representado por la sincera unidad familiar a la hora de velar por su descanso. Ese era el mensaje orgulloso que transmitía hoy mi madre, la comunión de una gran familia que sigue desarrollando sus vínculos más allá de fechas de obligada reunión como la ceremonia de la muerte. Eso, ante la crisis de identidad, valores y afectos que domina el concepto de familia en las sociedades de nuestro tiempo, es motivo de felicidad para el grupo y una herencia cuyo valor supera cualquier bien material: la memoria de lo que fuimos es el legado que a diario transmitimos en nuestro comportamiento a los que hoy empiezan a vivir la vida.
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Estimada Tieta Merche, descansa en pau. A tota la familia una abraçada que tot i que us la faig des de Panamà, desitjo la rebeu amb la mateixa força com si fossim tots junts a Barcelona.
Una forta abraçada a tots!
ResponderEliminarMoltes gracies amic meu, de part teva
ResponderEliminarMe uno Oriol a vuestro dolor y a Tu defensa de la familia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Oriol, extensivo a toda la familia, nuestra nota de pesar. El dolor de Uds, es nuestro dolor.
ResponderEliminarQueridos Pedro y Humberto, agradezco vuestra solidaridad y la traslado a la familia,
ResponderEliminarMuchas gracias por estar siempre pendientes, normalmente de las cosas buenas, y en estas ocasiones donde se aprecia el calor de los amigos y la familia.
Oriol, em sap greu no haver passat pel blog abans,
ResponderEliminarM'uneixo a la vostra tristesa , la de perdre una persona tan carismàtica i tan familiar com explicas,....entenc perfectament el que expreses, tots tenim una tieta Merche a la familia. Comparteixo amb tu i en la distància, el sentiment de pérdua de una persona estimada, amb la impoténcia de no poder compartir aquest moment tant important i tant trist amb els teus....Una abraçada.