El último puro del veguero mítico

En una pequeña pero cómoda casa del pueblito de San Luis en la provincia cubana de Pinar del Río vivía el veguero Alejandro Robaina, rodeado de plantaciones de tabaco en "Vuelta abajo", el terruño más reputado del mundo en lo que a calidad y personalidad de las hojas tabacaleras se refiere.

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Ayer Alejandro Robaina regresó fresco a la memoria por el anuncio de su fallecimiento, una noticia que desde hace 10 años parecía que podía ocurrir en cualquier día por la exagerada vejez que se pintaba en su rostro desde que tuve la oportunidad de conocerlo en persona, algo parecido a lo que sucedía con la humanidad de Compay segundo. Dos grandes de Cuba que parecían inmortales y mientras nosotros ibamos sumando canas ellos seguían aportando su genialidad y bondad por este mundo como si tuvieran un pacto espiritual con los dioses para perpetuarse entre nosotros, luego lo inevitable sucede en el momento más inesperado pero para entonces estos seres humanos ya se han convertido en mitos eternos y su obra genera influencia y admiración por generaciones.

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Un día de agosto de 1998 mi novia Selva y yo nos encontrábamos en la ciudad de Pinar del Río apurando los últimos días de un viaje turístico por Cuba y en aquel recorrido entre La Habana y Pinar del Río habiamos buscado la conexión con el mundo del cigarro habano, visitamos los centros de producción donde se elaboraban artesanalmente marcas tan conocidas como Montecristo y Cohiba, paseamos por plantaciones y disfrutamos del tabaco en noches de música en vivo.

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En Pinar del Río hicimos un buen grupo de amigos y entre ellos un joven, Reimel, que se convirtió en nuestro guía por la comarca, en un momento dado le pregunté si sabía donde vivía el Veguero Robaina a lo que respondió afirmativamente, acto seguido profundicé en mis intenciones, "¿podemos ir a visitarlo?", de nuevo Reimel asintió. Tomamos carretera hacia el sur, nos adentramos en vuelta abajo y llegamos a la puerta de su casa. Nos recibe una familiar y sin mayor preámbulo nos invita a pasar a la terraza con porche de la parte trasera de la vivienda.

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Alejandro Robaina nos recibe con una exquisita educación, nada forzada, una cortesía natural propia de una persona abierta a sumar amistades y experiencias, daba igual si eramos unos aficionados anónimos o jefes de estado, todos eran bienvenidos a aquella agradable sombra del patio trasero de su morada. En aquella tarde sin apuros ni relojes y con puros enrollados por el propio maestro la tertulia fue mágica y simple a la vez, trufada de las anécdotas de la larga vida del personaje, profunda y precisas en las respuestas técnicas del veguero profesional con más reputación en el mundo del tabaco por su método pionero que supuso una mejora global en el cultivo de calidad de la planta del tabaco para la cosecha de las mejores hojas y sobre todo de las capas.

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Alejandro Robaina es el único ser humano que en vida que tuvo el honor de ver nacer una marca de tabaco con su nombre, los Vegas Robaina. Los puros de Robaina aparecieron en el mercado en 1997, un año antes de nuestro encuentro, y entonces nos enseñó con orgullo y felicidad el album de fotos de los viajes que hizo por el mundo para recibir grandes homenajes y reconocimientos por su labor y felicitaciones por la calidad de los habanos con su nombre.

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El creador de las mejores capas de "vuelta abajo", heredero de la tradición de su padre, también considerado en su tiempo como el mejor cosechero del mundo, deja un importante legado del que disfrutan a diario millones de aficionados de todo el mundo cuando se prende una cerilla de madera y se acerca a un puro habano, con las primeras bocanadas se ilumina incandescente el cigarro y el humo conquista el alma del aficionado para provocar las mejores tertulias entre amigos, tal y como hacia cada día Alejandro Robaina en el porche de su casa en Pinar del Rió.