La semana santa en Catalunya tiene como colofón el lunes de pascua cuando las familias se reunen en la mesa para un almuerzo festivo que culmina con la aparición en los postres de la mona de pascua que según la tradición el padrino regala a su ahijado. La Mona es la evolución del conocido huevo de pascua de chocolate y cada chef pastelero, desde los de mayor renombre como Oriol Balaguer, hasta la más pequeña pasteleria de barrio en cualquier pueblo o ciudad de Catalunya, realiza un esfuerzo de creatividad y alarde técnico para desarrollar figuras y escenarios creados unicamente con el chocolate.
. Los escaparates de las pastelerias se engalanan para presentar las novedades de cada año. Además de reproducir monumentos arquitectonicos conocidos, cada año existen unas temáticas populares que padres, padrinos y niños demandan, como pueda ser el escenario de la película más impactante de la temporada, los triunfos del Barça o personajes del mundo infantil. Para todos los niños catalanes es una fecha muy esperada por la expectativa y la enorme ilusión por recibir una mona que nos haga feliz y tenga muñequitos de regalo para que cuando la casita, el carro o la figura de chocolate haya desaparecido en los estómagos de los comensales. El acto de quebrar el primer pedazo de chocolate queda reservado para los más pequeños de la casa y da inicio a un festín goloso en el que mayores y pequeños terminan con los labios pintados de cacao.
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. Los escaparates de las pastelerias se engalanan para presentar las novedades de cada año. Además de reproducir monumentos arquitectonicos conocidos, cada año existen unas temáticas populares que padres, padrinos y niños demandan, como pueda ser el escenario de la película más impactante de la temporada, los triunfos del Barça o personajes del mundo infantil. Para todos los niños catalanes es una fecha muy esperada por la expectativa y la enorme ilusión por recibir una mona que nos haga feliz y tenga muñequitos de regalo para que cuando la casita, el carro o la figura de chocolate haya desaparecido en los estómagos de los comensales. El acto de quebrar el primer pedazo de chocolate queda reservado para los más pequeños de la casa y da inicio a un festín goloso en el que mayores y pequeños terminan con los labios pintados de cacao.
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