Hacia algunas semanas que no había visitado Shayará, uno de esos espacios fetiche que tanto mi mujer como yo tenemos desde que conocimos su cocina, algo parecido a lo que nos sucedía en Barcelona con el Laurak. Desde el primer dia desarrollamos una especial intimidad con Eduardo y he asistido en primera persona a la evolución de su trayectoria en los casi dos años que llevo viviendo en Venezuela.
Hoy estuvimos Eric Daubricourt de Milesimia y yo, ambos somos amigos y de vez en cuando disfrutamos de la gastronomía de esta ciudad bañada con sus vinos franceses o los mios y Eduardo nos preparó un recorrido culinario que enlazaba desde el champagne Ruinart Brut hasta el roda I de Rioja... dos vinos que nos llenan de orgullo a cada uno y Eduardo como anfitrión para el perfecto maridaje.
El recorrido culinario fue sorprendente, no podia creer lo que estaba viviendo, el alma del menú era catalán y no pude resistirme a preguntarle el motivo de tanta identificación con las bases de la cocina de mi país... con toda franqueza me confesó que era fruto de sus sentimientos, de un amor por una mujer catalana... en cada propuesta había una adaptación catalana de las técnicas que han convertido a Eduardo en una referencia de la cocina de vanguardia en este continente, todo encajaba a la perfección y en sus argumentos siempre la misma explicación... el amor por una mujer y su cultura le inspiraban a realizarle un homenaje, una poesia suprema en el plato, en aquel espacio donde él sabe expresarse con total libertad y dominio,
Hoy viví como un invitado furtivo una relación profunda entre dos personas, una que cocinaba y la otra, ausente en el restaurante, pero presente en el espíritu de un cocinero enamorado... querido amigo espero que esta inspiración dure una eternidad porque tus clientes y amigos llegamos al éxtasis a través de lo que tu sientes.
Hoy estuvimos Eric Daubricourt de Milesimia y yo, ambos somos amigos y de vez en cuando disfrutamos de la gastronomía de esta ciudad bañada con sus vinos franceses o los mios y Eduardo nos preparó un recorrido culinario que enlazaba desde el champagne Ruinart Brut hasta el roda I de Rioja... dos vinos que nos llenan de orgullo a cada uno y Eduardo como anfitrión para el perfecto maridaje.
El recorrido culinario fue sorprendente, no podia creer lo que estaba viviendo, el alma del menú era catalán y no pude resistirme a preguntarle el motivo de tanta identificación con las bases de la cocina de mi país... con toda franqueza me confesó que era fruto de sus sentimientos, de un amor por una mujer catalana... en cada propuesta había una adaptación catalana de las técnicas que han convertido a Eduardo en una referencia de la cocina de vanguardia en este continente, todo encajaba a la perfección y en sus argumentos siempre la misma explicación... el amor por una mujer y su cultura le inspiraban a realizarle un homenaje, una poesia suprema en el plato, en aquel espacio donde él sabe expresarse con total libertad y dominio,
Hoy viví como un invitado furtivo una relación profunda entre dos personas, una que cocinaba y la otra, ausente en el restaurante, pero presente en el espíritu de un cocinero enamorado... querido amigo espero que esta inspiración dure una eternidad porque tus clientes y amigos llegamos al éxtasis a través de lo que tu sientes.
Me hubiera gustado mucho que tanto Oriol como Eduardo me vieran leyendo este comentario del primero...éstas son las sonrisas que alimentan mi autoestima profesional...recuerdan?: mantengamos armónicos a quienes nos cocinan porque nos comeremos sus emociones...no saben cuanto me alegro por quien cocinó, quien degustó y por la posibilidad de haberlo sabido. Felicidades!
ResponderEliminar