Este mediodía tenía una comida de negocios en El Hatillo, me cité en el quinto piso del centro comercial donde hay bastantes opciones. Mi invitado sugirió comer en La Romanissima que queda en el tercer piso del mismo centro. Jamás había entrado en este restaurante ya que no lo consideraba atractivo por ser una cadena con varias sucursales y me imaginaba una comida de calidad insatisfactoria... había creado un rechazo inconsciente.
No ha cambiado exageradamente mi percepción después de comer aunque me ha parecido que los precios eran ajustados y que la relación calidad precio es correcta. Empezamos con una focaccia de cebolla caramelizada con queso azul como abrebocas que me gustó y nos gustó a todos en la mesa. En el principal nuestro invitado se fue por una pasta Pancerotti con cebolla confitada y queso roquefort que conocía de otras visitas y yo me fui por una pasta larga a le vongole que simplemente era muy muy aburrida... y los frutos de mar estaban llenos de arena...
No pude seguir comiendo y llamé al mesonero, simplemente le dije "no me gusta la pasta" y su respuesta fue rápida y contundente: "desea ver otro plato de la carta", le respondí afirmativamente, retiró el plato y pedí otra pasta que fue servida con mucha agilidad y si resultó buena. El mesonero preguntó si había sido satisfactoria y se lo confirmé con un agradecimiento.
En los cafés me conquistaron de nuevo, ofrecen un café Buondi en taza alta de boca estrecha, muy bien hecho, corto (media taza) intenso en aromas y muy bien equilibrado... parece mentira que escriba esto ya que hoy en dia podemos tomar café de la marca Buondi en muchisimos lugares pero en general lo hacen mal, el de hoy era perfecto y quise repetir... El mesonero trajo el segundo café en una taza de boca ancha y de menor altura, me mostré decepcionado e interpretó al instante mis necesidades: "quiere que le cambie el café" se lo agradecí, fue ágil y directo en la solución.
Al traer la cuenta no nos habian cobrado el cambio de la pasta ni el café, lo más interesante del caso es que yo nunca protesté ni expresé que la comida era mala... simplemente fui sincero en mis necesidades con un "no me gusta" totalmente discutible y no tuve que gastar tiempo en justificar nada... me atendieron y resolvieron... Impecable !
Puede gustar o no gustar la oferta de este restaurante pero en estos momentos estoy satisfecho y con un pensamiento positivo hacia él... el mediodia que quiera comer una buena focaccia y dos cafés extraordinarios ya tengo una opción válida... ¡ que fácil es conquistar nuestra voluntad cuando las cosas se hacen bien !
No ha cambiado exageradamente mi percepción después de comer aunque me ha parecido que los precios eran ajustados y que la relación calidad precio es correcta. Empezamos con una focaccia de cebolla caramelizada con queso azul como abrebocas que me gustó y nos gustó a todos en la mesa. En el principal nuestro invitado se fue por una pasta Pancerotti con cebolla confitada y queso roquefort que conocía de otras visitas y yo me fui por una pasta larga a le vongole que simplemente era muy muy aburrida... y los frutos de mar estaban llenos de arena...
No pude seguir comiendo y llamé al mesonero, simplemente le dije "no me gusta la pasta" y su respuesta fue rápida y contundente: "desea ver otro plato de la carta", le respondí afirmativamente, retiró el plato y pedí otra pasta que fue servida con mucha agilidad y si resultó buena. El mesonero preguntó si había sido satisfactoria y se lo confirmé con un agradecimiento.
En los cafés me conquistaron de nuevo, ofrecen un café Buondi en taza alta de boca estrecha, muy bien hecho, corto (media taza) intenso en aromas y muy bien equilibrado... parece mentira que escriba esto ya que hoy en dia podemos tomar café de la marca Buondi en muchisimos lugares pero en general lo hacen mal, el de hoy era perfecto y quise repetir... El mesonero trajo el segundo café en una taza de boca ancha y de menor altura, me mostré decepcionado e interpretó al instante mis necesidades: "quiere que le cambie el café" se lo agradecí, fue ágil y directo en la solución.
Al traer la cuenta no nos habian cobrado el cambio de la pasta ni el café, lo más interesante del caso es que yo nunca protesté ni expresé que la comida era mala... simplemente fui sincero en mis necesidades con un "no me gusta" totalmente discutible y no tuve que gastar tiempo en justificar nada... me atendieron y resolvieron... Impecable !
Puede gustar o no gustar la oferta de este restaurante pero en estos momentos estoy satisfecho y con un pensamiento positivo hacia él... el mediodia que quiera comer una buena focaccia y dos cafés extraordinarios ya tengo una opción válida... ¡ que fácil es conquistar nuestra voluntad cuando las cosas se hacen bien !
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