Ir al contenido principal

Caminando por el Hajillo's yo te vi, y un día yo me enamoré de ti

Felicia Sanoja y Selva en el Hajillo's, se profesan un gran cariño.
La Degustación es el menú...

Es muy fàcil amar a Felicia y más fácil aún es dejarse llevar por la felicidad que inunda este pequeño rincón en el pueblo de El Hatillo llamado Hajillo's Restaurant & Lounge. En diciembre de 2006 descubrimos este lugar mágico y escribí unas primeras palabras sobre la experiencia. Regresamos en más ocasiones, motivados tanto por la comida como por la paz que se respira en el lugar y por seguir apoyando a personas que como Felicia provocan el lado más dulce que todos llevamos dentro. Es curioso que al repasar los textos que nacieron en el pasado, no haya cambiado ni un centímetro mi percepción sobre la fuerza positiva que engendra y transmite una mujer tan especial.

Comer en el Hajillo's Restaurant & Lounge es uno de los hitos gastronómicos y sentimentales en mi Caracas personal e intransferible. Amo su cocina, porque es venezolana en sus principios y personalisima en su manifestación, una mezcla insólita entre los sabores caseros y ese "algo más allá" que le pedimos a una artista en los fogones. Si Felicia fuera pintora su cocina sería un ejemplo del estilo "ingenuo" que tanto me conquistó cuando conocí las pinturas de la merideña Mayela, si sus recetas fueran las páginas de una novela estariamos a las puertas del realismo mágico culinario.

No pretendo proteger para mis íntimos amigos este gran secreto aunque a veces me gustaría guardarlo pensando de forma egoista que quizás la próxima vez no encuentre mesa disponible, porque el Hajillo's es pequeño, un minúsculo hogar, con capacidad para poco más de 20 personas. Paredes blancas, decoración exquisita y un ventanal desde el que descubrimos una frondosa estampa tropical que es su única pero verdadera decoración: nosotros, la comida, las paredes blancas, Felicia cuando sale a saludar y el verde diálogo con el exterior.

Sincera como es, comentaba que está viviendo un éxito y reconocimiento que jamás había previsto y que necesita ayuda en la cocina, sirva este medio de difusión para invitar a aquellos cocineros deseosos de experimentar a que se atrevan a vivir una de las que pueden marcarles. En los últimos meses se ha extendido de tal forma el boca a boca y alguna que otra aparición televisiva como para provocar que los domingos haya más gente esperando mesa en su restaurante que en la misa de mediodía de la iglesia del pueblo.

No me extrañaría que el altísimo tuviera reservada una mesa permanente en el Hajillo's para disfrutar de la crema de zanahorias con gengibre, el pastel de chucho, el asado negro, los calamares gratinados... es en estos lugares donde pienso que si existe Dios uno es capaz de adivinar su obra en todos los detalles.

... y el Menú, la Degustación

antes
después
AntesDespués
Antes
después
Dedicado a todos los que tomamos instantaneas sobre platos, quizás cuando las tomamos con nuestras pequeñas cámaras de bolsillo no somos conscientes que por la escasa calidad profesional de la imagen podemos desmerecer el trabajo del cocinero. Por contra tienen el enorme valor de la experiencia vital e intentan reflejar un momento inolvidable. En este sentido me inspiró fotografiar los platos después de haberlos gozado como si hubiera pasado un huracán... ¿es el mejor argumento para demostrar que la experiencia fue clara y llanamente satisfactoria?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Olio di Sansa di oliva: Estafa en los anaqueles

¿Alguien me entiende cuando digo: " Setze jutges d'un jutjat mengen fetge d'un penjat "? En realidad no digo nada, es solo una frase para poner a prueba a los que intentan aprender pronunciación catalana. Pues bien este "trabalenguas" tiene un significado tan oculto como el producto que se esconde tras las etiquetas de botellas de " olio di sansa di oliva ". El mercado venezolano va a inundarse de este tipo de aceite "de oliva". La empresa que gestiona los permisos sanitarios de mis productos comentaba esta semana que en el Ministerio de Salud existía una gran cantidad de expedientes pendientes de aprobación de aceite de orujo de aceitunas. La razón principal es que el precio del aceite de oliva virgen ha subido mucho por la escasez provocada por las heladas del pasado invierno en la cuenca mediterranea, por tanto muchos importadores se han decidido a incorporar un subproducto derivado de la aceituna que podriamos catalogar como el más in

Pedir la cuenta en un restaurante, un signo globalizado

¿Cómo pides la cuenta en un restaurante? De Barcelona a Toquio, de Nueva York a Buenos Aires, a menos que el camarero esté a nuestro lado y verbalicemos la petición, el signo que realizamos es un código fundamental de la cultura humana global: los dedos pulgar e índice unidos acompañado del movimiento rápido y en vaivén de la mano con el brazo ligeramente alzado hasta conseguir la atención y asentimiento del servicio del restaurante... por mucho que le doy vueltas, no encuentro otro signo gestual más universal y difundido que este, posiblemente solo superado por el SI o el NO gesticulado con la cabeza al comprobar si el contenido de la cuenta es el esperado.

Licor de Merda. el "secreto" mejor guardado

"El descanso del Guerrero" es el slogan publicitario del Licor más escatológico del mundo, de regalo con la compra de 3 botellas un práctico orinal El hombre ha utilizado a lo largo de la historia todo tipo de materias primas para la elaboración de licores, normalmente del reino vegetal, pero también en algunas fórmulas bien conocidas los protagonistas son del reino animal, insectos, gusanos, escorpiones, serpientes (recuerdo un licor de serpiente cobra que me regalaron desde Vietnam)... pero lo que nunca imaginé es que la materia prima pudiera ser tomada del propio ser humano y del principal de sus deshechos... la merda. Ayer en una despensa de licores me topé de frente con una botella de Licor de Merda de los años 70 que su propietario portugués guardaba como oro ya que años antes la habia conseguido en una licorería de Portugal. Para ese hombre fue la confirmación de un cuento antiguo que no acababa de creer y se hizo con un ejemplar pagando por ella una fuerte suma. A