Pere Masoliver es de Barcelona pero tiene a la isla de Menorca en el corazón y desde hace años navega en su cocina entre las baleares y catalunya sin salir de la Ciudad de Panamá. Dos nombres han ilustrado su trayectoria panameña, primero fue el Café Balear y ahora reune a los fieles de su parroquía bajo el explícito Can Masoliver. Entrar en su restaurante es hacerlo en uno de los templos más singulares de la gastronomía en Panamá: cocina catalana, si, cocina mediterranea también y homenajes a algunos de los pilares de la culinaria española... pero por encima de etiquetas está la satisfacción por sentarse a gozar de todo lo que rodea la experiencia, porque cada plato es sabroso y generoso, jamás decepciona.
La carta del Can Masoliver está sujeta a modificaciones diarias, el espíritu inquieto de Pere hace que cada mañana se plantee que platos no quiere ver escritos en el mural y cambia el menú según el estado de humor.
Porque regreso a este racó catalán: Porque me encanta su conejo deshuesado al vino tinto, tiene unos garbancitos que quitan el habla, cocina el pescado y los mariscos como a mi me gustan y los que se sientan a comer acaban siendo amigos. Pere se mueve de un lado a otro, se sienta en las mesas a conversar y se conoce todos los cuentos de la ciudad y de sus fidelizadisimos comensales... todos son amigos del chef porque es imposible no sentirte amigo de Pere, anfitrión jocoso, cariñoso, irreverente y apasionado pero sobretodo buena gente con mayúsculas... He repetido visita en tres ocasiones, porque me hace feliz estar en este lugar, porque camino dos minutos desde mi apartamento y tengo la suerte de que Pere es uno, sino el más importante agitador del panorama gastronómico de la ciudad y además un fanático soberano del mundo del vino. Su cava es el sueño de una noche de verano para quien anda buscando grandes vinos de Catalunya y España y junto a otros tres cocineros de la ciudad fundó y mantienen viva la llama del Vino Club Panamá, una iniciativa que incluso supone la organización de la única feria del vino de Panamá al estilo del SIG venezolano.
En las dos últimas también he repetido el vino, se trata del ÀN 2005, el único vino grande entre los grandes que se elabora en la isla de Mallorca. Dos letras que son un guiño al verdadero nombre del vino: Ànima Negra.
La primera noche acudí al restaurante en solitario, para saludar al amigo y volver a comer. En cuanto apareció el "Alma Negra" del ÀN y capturé las primeras impresiones me encerré a solas con él y no volví a ser sociable hasta terminar el último sorbo... perdí la noción del tiempo pegado a la copa hasta que otros catalanes afincados en Panamá me invitaron a su mesa para compartir tertulia y patxaranes... alguien dijo una frase que me hizo sonreir: "los vinos dulces de Pedro Ximénez son para entendidos, el patxarán es para todos, sobretodo los borrachos".
Regresé tan solo tres días después, acompañado por la responsable de exportación de una bodega insigne de Chile y le ofrecí descubrir el ÀN. Quedo tan impactada como yo. El vino era perfecto con un arrocito con pichones ,con unos langostinos, con todo lo que le pusieran porque quizás estaba en el punto más elevado de su trayectoria, era un 2005 con una evolución en botella tan increible que nadie hubiera apostado jamás por su juventud. Elaborado con las autóctonas de las Baleares Callet (95%) y Mantonegre-Fonogeu, criado durante 17 meses en roble francés. Ha sido reconocido este año con 92 puntos Parker y el ÀN Son Negre 2005 de una sola finca con 94 puntos, un logro impresionante para una zona vinícola totalmente desconocida para los aficionados. Sin duda dará que hablar entre los aficionados de América Latina... En Venezuela ya tenemos un fan incondicional: Carlos García
La carta del Can Masoliver está sujeta a modificaciones diarias, el espíritu inquieto de Pere hace que cada mañana se plantee que platos no quiere ver escritos en el mural y cambia el menú según el estado de humor.
Porque regreso a este racó catalán: Porque me encanta su conejo deshuesado al vino tinto, tiene unos garbancitos que quitan el habla, cocina el pescado y los mariscos como a mi me gustan y los que se sientan a comer acaban siendo amigos. Pere se mueve de un lado a otro, se sienta en las mesas a conversar y se conoce todos los cuentos de la ciudad y de sus fidelizadisimos comensales... todos son amigos del chef porque es imposible no sentirte amigo de Pere, anfitrión jocoso, cariñoso, irreverente y apasionado pero sobretodo buena gente con mayúsculas... He repetido visita en tres ocasiones, porque me hace feliz estar en este lugar, porque camino dos minutos desde mi apartamento y tengo la suerte de que Pere es uno, sino el más importante agitador del panorama gastronómico de la ciudad y además un fanático soberano del mundo del vino. Su cava es el sueño de una noche de verano para quien anda buscando grandes vinos de Catalunya y España y junto a otros tres cocineros de la ciudad fundó y mantienen viva la llama del Vino Club Panamá, una iniciativa que incluso supone la organización de la única feria del vino de Panamá al estilo del SIG venezolano.
En las dos últimas también he repetido el vino, se trata del ÀN 2005, el único vino grande entre los grandes que se elabora en la isla de Mallorca. Dos letras que son un guiño al verdadero nombre del vino: Ànima Negra.
La primera noche acudí al restaurante en solitario, para saludar al amigo y volver a comer. En cuanto apareció el "Alma Negra" del ÀN y capturé las primeras impresiones me encerré a solas con él y no volví a ser sociable hasta terminar el último sorbo... perdí la noción del tiempo pegado a la copa hasta que otros catalanes afincados en Panamá me invitaron a su mesa para compartir tertulia y patxaranes... alguien dijo una frase que me hizo sonreir: "los vinos dulces de Pedro Ximénez son para entendidos, el patxarán es para todos, sobretodo los borrachos".
Regresé tan solo tres días después, acompañado por la responsable de exportación de una bodega insigne de Chile y le ofrecí descubrir el ÀN. Quedo tan impactada como yo. El vino era perfecto con un arrocito con pichones ,con unos langostinos, con todo lo que le pusieran porque quizás estaba en el punto más elevado de su trayectoria, era un 2005 con una evolución en botella tan increible que nadie hubiera apostado jamás por su juventud. Elaborado con las autóctonas de las Baleares Callet (95%) y Mantonegre-Fonogeu, criado durante 17 meses en roble francés. Ha sido reconocido este año con 92 puntos Parker y el ÀN Son Negre 2005 de una sola finca con 94 puntos, un logro impresionante para una zona vinícola totalmente desconocida para los aficionados. Sin duda dará que hablar entre los aficionados de América Latina... En Venezuela ya tenemos un fan incondicional: Carlos García
Buenos dias leyendo tu post sobre este local en Panama y esos garbanzos, me recorde de una estadia en Tenerife donde pude degustar unas lentejas con chorizo, que mas nunca he podido conseguir como esas que preparan en el Coto de Antonio sitio muy recomendable por cierto.
ResponderEliminarSaludos
Carlos M
El restaurante Can Masoliver, en Panama cerro sus puertas a finales de Junio.
ResponderEliminarSe mudan al barrio "el Cangrejo" a la calle G.
Para ver mis comentarios:
http://deaixa.net/ambientes/2008/06/can-masoliver.html