Siempre me ha gustado comer hamburguesas caseras, dificilmente en la calle como alguna que supere las que hacemos en casa con carne de primera calidad y complementos culinarios variados para convertirlas en un plato principal que merezca una sonirsa.
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No frecuento nunca las hamburgueserias de franquicias norteamericanas, simplemente no soporto la sensación de estar pagando por la publicidad televisiva y toda la inversión para convertir una pésima propuesta comestible en una adoración para pequeños y grandes. De modo que en la calle casi nunca me decanto por comer una hamburguesa, hasta que descubro en una misma calle dos opciones de enorme dignidad y contrastada calidad: Market y Burgués.
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Burgués es mucho más que una casa de hamburguesas, es una propuesta gastronómica de altura cuya materialización acaba entre dos panes redondos y una joya cárnica. Es un pequeño espacio de apariencia muy agradable y extraordinaria terraza para tertulia, trago y tabaco.
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Aprecio los chips de yuca, papa y platano para la espera acompañados de una buena cerveza belga. En los entrantes me encanta el pincho de langostinos con una sorprendente mayonesa de wasabi.
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Lo importante en este lugar son las hamburguesas, la selección es llamativa y presentada de forma atractiva, desde las que tienen nombre y apellido a aquellas que uno mismo puede decidir los complementos. Mi preferida es la de jalapeños, a cada mordisco disfruto del vacuno bien asado y la aportación picante, todas parecen apetitosas y se agradece que las patatas fritas sean como son, distintas a todas, buenisimas.
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Lo único que encuentro a faltar es que se arriesguen a preparar hamburguesas con otras carnes, cordero por ejemplo, y que presenten una bandeja variada con mostazas, salsas y picantes para enriquecer la degustación.
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Pequeña carta de vinos pero lo entiendo, aquí apetece una buena cerveza, el servicio discreto que no malo y la relación calidad / precio aceptable en general pero excelente en hamburguesas.
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No frecuento nunca las hamburgueserias de franquicias norteamericanas, simplemente no soporto la sensación de estar pagando por la publicidad televisiva y toda la inversión para convertir una pésima propuesta comestible en una adoración para pequeños y grandes. De modo que en la calle casi nunca me decanto por comer una hamburguesa, hasta que descubro en una misma calle dos opciones de enorme dignidad y contrastada calidad: Market y Burgués.
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Burgués es mucho más que una casa de hamburguesas, es una propuesta gastronómica de altura cuya materialización acaba entre dos panes redondos y una joya cárnica. Es un pequeño espacio de apariencia muy agradable y extraordinaria terraza para tertulia, trago y tabaco.
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Aprecio los chips de yuca, papa y platano para la espera acompañados de una buena cerveza belga. En los entrantes me encanta el pincho de langostinos con una sorprendente mayonesa de wasabi.
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Lo importante en este lugar son las hamburguesas, la selección es llamativa y presentada de forma atractiva, desde las que tienen nombre y apellido a aquellas que uno mismo puede decidir los complementos. Mi preferida es la de jalapeños, a cada mordisco disfruto del vacuno bien asado y la aportación picante, todas parecen apetitosas y se agradece que las patatas fritas sean como son, distintas a todas, buenisimas.
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Lo único que encuentro a faltar es que se arriesguen a preparar hamburguesas con otras carnes, cordero por ejemplo, y que presenten una bandeja variada con mostazas, salsas y picantes para enriquecer la degustación.
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Pequeña carta de vinos pero lo entiendo, aquí apetece una buena cerveza, el servicio discreto que no malo y la relación calidad / precio aceptable en general pero excelente en hamburguesas.
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