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El restaurante de Miraflores, abierto al Canal, cerrado al paladar

Cuando uno visita el restaurante de las esclusas de Miraflores lo hace por un solo motivo: el panorama Si duda es el restaurante del país con mejores vistas ya que sentarse en su terraza para comer y observar el tránsito de los buques por el juego de esclusas del Canal de Panamá no tiene precio.
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El Canal como icono universalmente conocido de este país es la visita más deseada por todos los familiares, amigos y contactos de negocios que nos visitan, por lo que al ofrecerles la posibilidad de un almuerzo o cena en su restaurante es la mayor cortesía que podemos tener con ellos. La parte gastronómica definitivamente es la asignatura pendiente del lugar debido a un bufet variado cuyo espíritu es mediocre y atropellado en los sabores, comida de hotel para llenar estómagos sin llegar a satisfacer paladares.
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No fue siempre así, hace unos meses había un chef peruano que pudo crear una carta especial para no comer el bufet. Tuvimos jornadas gloriosas con una cocina de fusión peruano-asiática, hasta los buques parecían más grandes y hermosos, y nos gastábamos un buen dinero en seleccionar vinos. Ahora simplemente tomamos posición en la terraza, pedimos coca cola y comemos del bufet con los ojos puestos en las esclusas.
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Si tuviera la lámpara maravillosa de un supuesto Aladino panameño y solo pudiera pedir deseos por este país, ádemás de resolver los graves problemas sociales de la población, pediría a los conductores civismo en la circulación para reducir esta sangría de vidas de nuestras carreteras.
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El tercer deseo sería una petición de conciencia ante el ente público que gestiona Miraflores y el Canal de Panamá y a todos los ministerios implicados en la promoción del país. Les pediría que le den la importancia que merece a todos los servicios del Museo de Miraflores y sobre todo para su restaurante, el más estratégico del país en lo que a promoción internacional se refiere. De los tres deseos, este es el único que podemos resolver mañana mismo.

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