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El Vino Alemán. Capítulo 1: Orígenes, decadencia y renacimiento

Con este primer capítulo, empieza una serie dedicada a uno de los orígenes del vino más desconocidos en América Latina, el Vino Alemán. En base a un trabajo que realicé para una publicación especializada, recupero los textos y los amplio para satisfacer las necesidades de conocimiento de los aficionados hacia uno de los paises con mayor historia y tradición en lo que a vino se refiere. Espero lo disfruten.
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LOS ORÍGENES DEL VINO EN ALEMANIA

Un siglo antes de Cristo el Imperio Romano ocupaba los territorios al oeste del Rin, el río se convirtió en la frontera natural con la civilización germánica. Como pasó en el resto de conquistas del imperio romano, no tardaron en asegurar el abastecimiento de las legiones con sus propios productos y el vino era una necesidad cultural para los hijos de Roma de modo que desarrollaron el cultivo de la vitis vinifera en las sinuosas y escarpadas laderas del Rin.
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Los vinos del Rin tuvieron una rápida expansión y notable fama en los primeros siglos de nuestra era y han quedado documentadas las estrictas regulaciones impuestas por el Emperador Carlomagno en materia de cultivo, elaboración y venta del vino. Como en gran parte de la Europa medieval, los mejores viñedos estuvieron bajo el control de los monasterios y en este caso fue decisiva su aportación para definir un “estilo Alemán”.
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Napoleón ocupó el oeste de Alemania en 1803 y modificó el sistema de propiedad de los viñedos realizando una drástica subdivisión en miles de pequeñas parcelas. Esto condujo a que grandes bodegas históricas. algunas con más de 700 años desaparecieran provocando una lenta pero demoledora decadencia hasta su reciente renacimiento en las últimas décadas del Siglo XX. Aún asi, quedaron extraordinarios ejemplos de aquellas bodegas medievales que aún son referencia de la historia del vino en Alemania, como es el caso de Schloss Johannisberg fundada en el 787 de nuestra era.
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DE LA LECHE DE LA MUJER AMADA AL MILAGRO DEL VINO ALEMÁN
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El periodo más oscuro para el vino alemán fue durante la posguerra de la II Guerra Mundial, debido a una producción masiva de vinos de baja calidad y con muy poco renombre tales como el "Liebfrauenmilch" pensados unicamente para la exportación. Debido a la pésima calidad de estos vinos creció una mala reputación por la excesiva dulzura de los vinos alemanes.
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Aunque hoy prácticamente no se produce este tipo de vinos, resulta muy complicado quitarse ese estigma sobretodo porque esos vinos masivos mantienen su presencia en muchos mercados, en el que la “leche de la mujer amada” y otros ejemplos similares siguen siendo las únicas etiquetas de origen alemán al alcance del público. Es por ello que los aficionados y consumidores no han podido reconciliarse con el vino alemán ni tienen la opción de conocer la inmensa riqueza de matices y de calidad de la actual viticultura germánica.
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Es en la década de los 70 cuando empiezan los primeros intentos por mejorar la producción, en 1971 entra en vigor una nueva ley del vino para clasificar métodos, calidades y reconocer el valor de los mejores terruños. En la siguiente década se consolidó esa nueva actitud enológica debido al interés de una nueva generación de productores obsesionados por la calidad por encima de la cantidad. En los primeros años de los 90 se vivió el renacimiento del vino alemán gracias al "boom del Riesling" y al descubrimiento de los aficionados de los Estados Unidos de esta variedad blanca.
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Desde entonces la proyección del vino alemán en los mercados internacionales es imparable, en parte gracias al culto que se le rinde a la variedad Riesling redescubierta por la crítica especializada hasta el punto de ser considerada la variedad blanca más aristocrática del mundo, pero sobretodo por un destacado grupo de bodegas, entre casas históricas repotenciadas como Weingut Georg Breuer del Rheingau, Von Bassermann-Jordan de Pfalz, pequeños elaboradores de altísimo criterio enológico como Grans-Fassian de Mosel-Saar-Ruwer, defensores a ultranza del terroir el reputadisimo Hermann Dönnhoff de la región de Nahe o pioneros de la cultura biodinámica Weingut Wittmann en Rheinhessen.
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En la actualidad para muchos conocedores, aseverar que los vinos blancos de Alemania elaborados con Riesling son los mejores blancos del mundo se ha convertido en una posición sofisticada e intelectual y una elección a caballo ganador. A ello ha contribuido el boom de la Alta gastronomia y el nacimiento de una nueva generación de sommeliers mucho mas participativos en las decisiones de una cocina para crear verdaderas armonías entre el plato y la copa. En ese terreno un riesling seco, un dulce de vendimia seleccionada sobremadurado con podredumbre noble o un vino de hielo son una alternativa plena de emociones para bailar al compás de las grandes creaciones culinarias.
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El Vino Alemán Capítulo 1: Orígenes, decadencia y renacimiento
El Vino Alemán Capítulo 2: Riesling, la casta diva
El Vino Alemán Capítulo 3: Clasificación calidades del vino y regiones
El Vino Alemán Capitulo 4: Las Bodegas más destacadas de Alemania

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