Cuando llegué a Venezuela debo confesar que no me sentía cómodo con la arepa diaria, me molestaba su orondo grosor y la cantidad de masa de su interior, hasta el punto de que con el cuchillo quitaba la mayor parte para dejar la corteza.
En casa, mi esposa poco a poco se olvidaba de todo lo vivido en Barcelona al abrigo del imprescindible pan con tomate catalán con aceite, sal y embutidos y en la mesa aparecía la arepa para el desayuno, para la cena, entre semana, los sábados... me resistía a la criollización y seguía preparando solo para mi el pà amb tomàquet, ya que mi hija se volvió una adicta de la arepa rompiendo así el penúltimo vínculo con sus origenes (Ronaldinho y el Barça no son negociables ni para mi hija, que conste en acta).
Un día aparecí en la casa con una sobrassada de Mallorca bajo el brazo, la conseguí en el Guardaviñas de mi amigo Alfonso Limes, estaba radiante de felicidad, pero me olvidé de comprar pan, estaba a punto de salir de la casa cuando mi esposa me convenció que me comiera una arepa... acepté, pero quise probar que tal resultaba la combinación de la masa con sobrassada, añadí aceite de oliva, y al primer bocado quedé completamente fascinado... era muchisimo más sabrosa que con pan !!!!!!!!
Al día siguiente volví a pedir arepa, pero supliqué que fuera crujiente, que no hubiera demasiada masa cocida en el interior, Selva aplastó la masa, quedó un diámetro enorme y la puso en el horno. El resultado fue magnifico, el exterior perfectamente tostado, al abrirla, practicamente todo era corteza, unté la sobrassada con aceite, abrí una lata de anchoas y corté aceitunas en finas rodajas... lo puse de nuevo en el horno para calentar la sobrassada... el resultado fue tan extraordinario que desde entonces ya no existe el pan con tomate en casa.
Recientemente probé un anueva receta, puse en la sartén jamón serrano nacional para saltearlo y calenté queso brie, la combinación con la arepa resultó onírica, a los pocos días alteré la fórmula, con el mismo jamón salteado pero con aros de cebolla morada rebozados, aún mejor !!!!
La noche que relatamos el partido de futbol de cocineros, Carlos García estuvo en casa, le preparamos la famosa escalivada catalana (pimientos, berenjenas y cebollas asadas maceradas en aceite de oliva) y mientras Carlos y yo escribiamos en el blog, mi esposa trajo la escalivada sobre tostadas de pan con tomate... me sorprendí, porque hacia demasiado tiempo que no se preparaba en casa... el sabor me pareció tan extraño que aparté el pan para comer solo los vegetales... al día siguiente, para cenar, recuperé las sobras de la escalivada y tomé una arepa, la mojé en aceite y coloqué la escalivada con virutas de atún encima... sublime !!!
¿Es fruto del sincretismo cultural de esta tierra?, ¿puede un año de vida en Venezuela hacer cambiar costumbres y arraigos tan profundos?... no tengo una respuesta efectiva, pero hubo un día que en mi alma la arepa entró y lo más irónico es que lo hizo para desbancar el más preciado y simple de los manjares de mis orígenes... será que en el fondo simbolizan lo mismo: Gastronomía afectiva.
En casa, mi esposa poco a poco se olvidaba de todo lo vivido en Barcelona al abrigo del imprescindible pan con tomate catalán con aceite, sal y embutidos y en la mesa aparecía la arepa para el desayuno, para la cena, entre semana, los sábados... me resistía a la criollización y seguía preparando solo para mi el pà amb tomàquet, ya que mi hija se volvió una adicta de la arepa rompiendo así el penúltimo vínculo con sus origenes (Ronaldinho y el Barça no son negociables ni para mi hija, que conste en acta).
Un día aparecí en la casa con una sobrassada de Mallorca bajo el brazo, la conseguí en el Guardaviñas de mi amigo Alfonso Limes, estaba radiante de felicidad, pero me olvidé de comprar pan, estaba a punto de salir de la casa cuando mi esposa me convenció que me comiera una arepa... acepté, pero quise probar que tal resultaba la combinación de la masa con sobrassada, añadí aceite de oliva, y al primer bocado quedé completamente fascinado... era muchisimo más sabrosa que con pan !!!!!!!!
Al día siguiente volví a pedir arepa, pero supliqué que fuera crujiente, que no hubiera demasiada masa cocida en el interior, Selva aplastó la masa, quedó un diámetro enorme y la puso en el horno. El resultado fue magnifico, el exterior perfectamente tostado, al abrirla, practicamente todo era corteza, unté la sobrassada con aceite, abrí una lata de anchoas y corté aceitunas en finas rodajas... lo puse de nuevo en el horno para calentar la sobrassada... el resultado fue tan extraordinario que desde entonces ya no existe el pan con tomate en casa.
Recientemente probé un anueva receta, puse en la sartén jamón serrano nacional para saltearlo y calenté queso brie, la combinación con la arepa resultó onírica, a los pocos días alteré la fórmula, con el mismo jamón salteado pero con aros de cebolla morada rebozados, aún mejor !!!!
La noche que relatamos el partido de futbol de cocineros, Carlos García estuvo en casa, le preparamos la famosa escalivada catalana (pimientos, berenjenas y cebollas asadas maceradas en aceite de oliva) y mientras Carlos y yo escribiamos en el blog, mi esposa trajo la escalivada sobre tostadas de pan con tomate... me sorprendí, porque hacia demasiado tiempo que no se preparaba en casa... el sabor me pareció tan extraño que aparté el pan para comer solo los vegetales... al día siguiente, para cenar, recuperé las sobras de la escalivada y tomé una arepa, la mojé en aceite y coloqué la escalivada con virutas de atún encima... sublime !!!
¿Es fruto del sincretismo cultural de esta tierra?, ¿puede un año de vida en Venezuela hacer cambiar costumbres y arraigos tan profundos?... no tengo una respuesta efectiva, pero hubo un día que en mi alma la arepa entró y lo más irónico es que lo hizo para desbancar el más preciado y simple de los manjares de mis orígenes... será que en el fondo simbolizan lo mismo: Gastronomía afectiva.
Oriol ya casi eres VENEZOLANO
ResponderEliminarY si hacemos una arepera "fusión"??? Jo tengo también mis recetas "ibéricas" para las arepas. Y a mi también me están cambiando en un año ;)
ResponderEliminarJordi, deberiamos publicar las recetas de fusión... te la imaginas de butifarra amb mongetes !!!!!!!!!
ResponderEliminarHola, Oriol...
ResponderEliminarQuiero contarte que muchos venezolanos comparten contigo la predilección por las arepas crujientes con poca masa, otros como yo, sacamos la masa, nos la comemos con mantequilla, y las "conchitas" las rellenamos.
Viví unos meses en Barcelona mientras hacía un stage en una masía, y me pasó algo parecido a tu experiencia, comía pan con tomate a todas horas (del gazpacho, confieso que no guardo buenos recuerdos), hoy luego de cinco años, sigo adorando esa maravilla y lo hago con frecuencia.
Oriol, cuando uno empieza a disfrutar de la comida del pais donde uno está, comienza un romance.
Saludos
Hola Karina,
ResponderEliminarciertamente ando metido en un bello romance con la gastronomia venezolana, de la alta a la de calle... ayer desayuné en la calle 3 empanadas (carne, pollo y queso), y para la cena tenia pechugas de pollo a la brasa que sobraron del lunes y con un sofrito criollo de por medio se recicló el pedazo mas aburrido del pollo en 15 empanadas... eramos 4 en la mesa y nos volvimos locos!!
Otro de los grandes regalos del continente son los ceviches... dios mio !!!!!!!!! es un mundo extraordinario que en europa aún es demasiado desconocido... con mi esposa estamos haciendo nuestras primeras versiones personales... espero sorprender pronto a mis amistades con una cena que conecte l'esqueixada i el empedrat catalán con los ceviches
cuando quieras las mejores empanadas vente pa barquisimeto...
ResponderEliminar