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Sibaris al 100% y un vino sorprendente

El miercoles al mediodia fui a comer por tercera vez a Sibaris en dos semanas y debo resaltar que esta última ha resultado insuperable. Cuando un restaurante tiene poco tiempo abierto es lógico que necesite asentar ciertas rutinas en cocina y en servicio para alcanzar el verdadero nivel de su propuesta, la sensación que tengo con Sibaris y que también he experimentado en Astrid & gaston es que su transición está superada con creces en un tiempo muy corto y la razón fundamental es que detrás de estos negocios de nuevo cuño hay profesionales curtidos en mil batallas.

En Sibaris, desde el primer dia me decían que probara el terrine foi gras con crujiente de pan de centeno, el problema es que no lo veia en la carta porque tiene pistacho y soy alérgico a muerte... en cocina me hicieron el favor de eliminar los pistachos y los tesoros de la cueva de ali baba se abrieron ante mis ojos. Antes me fui por el atún picante en arroz inflado que ya me atrapó en sus redes en la segunda visita y necesitaba volver a pescarlo, para terminar la degustación atrapé un pato en dos composiciones sobre el plato, a la derecha filetes de la pechuga hermandados con el magret y a la izquierda un muslo rostizado que puedo catalogar como perfecto y que tampoco habia probado por incluir merey en la receta, el otro veneno que me mata.

La experiencia gastronómica empieza con una selección de panes extraordinaria con mantequilla irlandesa para untar que magnifica la espera del inicio de la degustación. El espectáculo termina con dos postres, el avant postre que me tiene loco es un quesillo con yuca que para mi supone todo un descubrimiento del protagonismo de la yuca en el mundo dulce. Como postre, me llevo al mundo del recuerdo un extraordinario chocolate con naranja.

En esta ocasión no venia con un vino de los míos bajo el brazo, de modo que me dejé llevar por el criterio de Carlos Ávila, escogió un excelente pinot noir de Joseph Drouhin que encajó a la perfección, y me brindó una copa de Undurraga Late Harvest para el foi gras y buscar así la clásica asociación con un Sauternes. Puedo afirmar con contundencia que es un vino que triunfa en este transparente y declarado simulacro y que compite con los Sauternes que conseguimos en europa por 20-30 Euros... Hoy celebro una fiesta en casa de marcado carácter francés, y salí a buscar este vino para encajar con un micuit, lo encontré por 30.000 bolivares... confirma aún más por su precio que estamos ante una de las grandes sorpresas del catálogo de vino chileno presente en venezuela !!!!!!!!!!!!

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