10 dias en Panamá y 10 días en Mendoza durante el mes de agosto y un periodo parecido en Chile un mes antes, total que en los dos ultimos meses he cabalgado por América Latina con la maleta llena... de ilusiones en la ida y de vinos en el regreso.
Lo primera que llama la atención en estas visitas cuando compartimos conversación con nuevos amigos, gente de la calle, taxistas desconocidos es que Venezuela ya no es de todos los venezolanos, es de su presidente... porque la pregunta siempre es la misma... y el que pregunta practicamente no espera a la respuesta para ofrecer su propia visión del momento que vive Venezuela... no hace tanto tiempo la pregunta tópica y cortés era para confirmar si las mujeres venezolanas eran las más bellas.
Todas las comparaciones de lo que experimentamos en la visita a otros paises de cultura cercana con lo que vivimos en Venezuela pueden resultar odiosas... seguro que cada uno de ustedes según la profesión que tengan podrá argumentar todo lo que no funciona en su ámbito diario, y todos, sin discusión, coincidimos en la gravedad de temas de alcance nacional como la política, la burocracia, la corrupción, la inseguridad, educación...
En mi sector profesional la comparación es profundamente odiosa... simplemente con todas las trabas que sufrimos es un milagro que aún podamos ofrecer vinos europeos para el aficionado venezolano... en la visita a paises productores como Chile y Argentina uno no asume la comparativa como algo grave pero entonces uno aterriza en Panamá y comprueba como en una sola tienda hay 1.500 etiquetas... quizás en el país hay más de 3.000 vinos distintos para poco más de 3 millones de habitantes... es cuestión de leyes, normativas y aplicación de la lógica... luego el consumidor tendrá la ultima palabra, el empresario peleará en el mercado por defender sus productos, unas veces triunfará y en otras deberá encauzar nuevos rumbos... ley de vida y leyes de mercado, oportunidades para todos, los grandes y los pequeños, lo masivo y lo artesanal, barato y caro... porque en la diferencia sigue y seguirá estando el gusto.
Afortunadamente soy capaz de divisar una luz de esperanza para no seguir comparando de forma odiosa la realidad que tenemos en relación a la que encontramos fuera de estas fronteras. Desde que vivo en Caracas he sido un auténtico y apasionado defensor de la calidad y variedad de la oferta gastronómica que descubrí en Venezuela.... que nadie ose poner sobre la mesa si se come mejor en Paris o en Barcelona, son otras las circunstancias.
Muchas veces me escandalizo ante opiniones locales, incluso algunas muy autorizadas, que caen de forma sistemática, despectiva y frívola en la crítica hacia la oferta culinaria desacreditando a la mayoría de los profesionales del país con el apetito canibal de Anibal Lecter... si tuvieramos que seguir esta tendencia nada serviria... por supuesto que todo se puede mejorar, y que a veces los precios de una comida en un restaurante de moda son caros, como en todo el mundo, por supuesto, porque visitar un restaurante de moda es un acto social aquí y en Pekín y eso cuesta.
El servicio falla, el vino no se cuida lo suficiente, las calidades de las materias primas son variables y todo lo que ustedes quieran, falla aqui y falla en todas partes... al final todo va a depender de las personas, de su motivación y aplicación del criterio de calidad ante las posibilidades que tengan al alcance de la mano... y sinceramente pienso que en las cocinas de Venezuela, tanto las que ofrecen un menú ejecutivo como en las de visión vanguardista, cada día se construyen pequeños milagros en los fogones... porque hay un saber hacer criollo que es inconfundible y con lo disponible en la despensa se dota al plato más humilde de un alma reconocible y sabrosa, como las empanadas callejeras... nunca se ha dado tanto por 2.000 bolivares, 25 centavos al cambio del dolar paralelo !!!!!
En los restaurantes caraqueños donde me importa más satisfacer el apetito del alma que saciar el estómago, y en aquellos que también he descubierto y disfrutado en Puerto La Cruz, Valencia, Barquisimeto o Mérida, pueden producirse errores y acepto las pruebas y aprendizajes como parte del juego... todo eso me vale, lo pago con gusto, porque casi siempre he encontrado un gran premio, un plato inolvidable que es capaz de generar emoción, a veces uno entre cuatro, dos de tres... y en momentos inolvidables he gozado en clave beisbolística un home run con las bases llenas gracias a nuestros cuarto bates....
En mi regreso de Panamá, admirando el encuentro visual entre dos océanos en el istmo panameño, siguiendo la costa colombiana y el contorno del Lago de Maracaibo desde el avión divagaba sobre el pecado de la comparativa cuando no sirve como aliciente para mejorar sinó como arma para egos perversos y políticas de manipulación. Lo fácil es caer en los tópicos cuando no se alimenta suficiente la cultura y lo fácil para los críticos mediocres es destruir aquello que más cerca se tiene para encumbrar otras ideologías como panacea de sus supuestos conocimientos, en verdad, no es más que un recurso para esconder sus propios miedos, carencias e incapacidades.
Para desarrollar conocimientos y construir tendencias hace falta inteligencia e integración. En la cocina venezolana nos podemos sentir orgullosos porque la personalidad de este pueblo se ha basado en el sincretismo cultural, y también en los fogones ha sabido conjugar sus propias raices adoptando las de otros para enriquecerla... no dejemos que desde nuestras propias entrañas nos destruyan con ideas monolíticas sobre lo que debe ser Venezuela. Este país es mucho más rico que un plato de un solo color o de las directrices que marca un solo cocinero. La incertidumbre sobre lo que mañana podemos comer y donde hacerlo es la mayor de las libertades a la que podemos aspirar como comensales y como ciudadanos.
Arepa, Aji dulce y Suerte !!!
Lo primera que llama la atención en estas visitas cuando compartimos conversación con nuevos amigos, gente de la calle, taxistas desconocidos es que Venezuela ya no es de todos los venezolanos, es de su presidente... porque la pregunta siempre es la misma... y el que pregunta practicamente no espera a la respuesta para ofrecer su propia visión del momento que vive Venezuela... no hace tanto tiempo la pregunta tópica y cortés era para confirmar si las mujeres venezolanas eran las más bellas.
Todas las comparaciones de lo que experimentamos en la visita a otros paises de cultura cercana con lo que vivimos en Venezuela pueden resultar odiosas... seguro que cada uno de ustedes según la profesión que tengan podrá argumentar todo lo que no funciona en su ámbito diario, y todos, sin discusión, coincidimos en la gravedad de temas de alcance nacional como la política, la burocracia, la corrupción, la inseguridad, educación...
En mi sector profesional la comparación es profundamente odiosa... simplemente con todas las trabas que sufrimos es un milagro que aún podamos ofrecer vinos europeos para el aficionado venezolano... en la visita a paises productores como Chile y Argentina uno no asume la comparativa como algo grave pero entonces uno aterriza en Panamá y comprueba como en una sola tienda hay 1.500 etiquetas... quizás en el país hay más de 3.000 vinos distintos para poco más de 3 millones de habitantes... es cuestión de leyes, normativas y aplicación de la lógica... luego el consumidor tendrá la ultima palabra, el empresario peleará en el mercado por defender sus productos, unas veces triunfará y en otras deberá encauzar nuevos rumbos... ley de vida y leyes de mercado, oportunidades para todos, los grandes y los pequeños, lo masivo y lo artesanal, barato y caro... porque en la diferencia sigue y seguirá estando el gusto.
Afortunadamente soy capaz de divisar una luz de esperanza para no seguir comparando de forma odiosa la realidad que tenemos en relación a la que encontramos fuera de estas fronteras. Desde que vivo en Caracas he sido un auténtico y apasionado defensor de la calidad y variedad de la oferta gastronómica que descubrí en Venezuela.... que nadie ose poner sobre la mesa si se come mejor en Paris o en Barcelona, son otras las circunstancias.
Muchas veces me escandalizo ante opiniones locales, incluso algunas muy autorizadas, que caen de forma sistemática, despectiva y frívola en la crítica hacia la oferta culinaria desacreditando a la mayoría de los profesionales del país con el apetito canibal de Anibal Lecter... si tuvieramos que seguir esta tendencia nada serviria... por supuesto que todo se puede mejorar, y que a veces los precios de una comida en un restaurante de moda son caros, como en todo el mundo, por supuesto, porque visitar un restaurante de moda es un acto social aquí y en Pekín y eso cuesta.
El servicio falla, el vino no se cuida lo suficiente, las calidades de las materias primas son variables y todo lo que ustedes quieran, falla aqui y falla en todas partes... al final todo va a depender de las personas, de su motivación y aplicación del criterio de calidad ante las posibilidades que tengan al alcance de la mano... y sinceramente pienso que en las cocinas de Venezuela, tanto las que ofrecen un menú ejecutivo como en las de visión vanguardista, cada día se construyen pequeños milagros en los fogones... porque hay un saber hacer criollo que es inconfundible y con lo disponible en la despensa se dota al plato más humilde de un alma reconocible y sabrosa, como las empanadas callejeras... nunca se ha dado tanto por 2.000 bolivares, 25 centavos al cambio del dolar paralelo !!!!!
En los restaurantes caraqueños donde me importa más satisfacer el apetito del alma que saciar el estómago, y en aquellos que también he descubierto y disfrutado en Puerto La Cruz, Valencia, Barquisimeto o Mérida, pueden producirse errores y acepto las pruebas y aprendizajes como parte del juego... todo eso me vale, lo pago con gusto, porque casi siempre he encontrado un gran premio, un plato inolvidable que es capaz de generar emoción, a veces uno entre cuatro, dos de tres... y en momentos inolvidables he gozado en clave beisbolística un home run con las bases llenas gracias a nuestros cuarto bates....
En mi regreso de Panamá, admirando el encuentro visual entre dos océanos en el istmo panameño, siguiendo la costa colombiana y el contorno del Lago de Maracaibo desde el avión divagaba sobre el pecado de la comparativa cuando no sirve como aliciente para mejorar sinó como arma para egos perversos y políticas de manipulación. Lo fácil es caer en los tópicos cuando no se alimenta suficiente la cultura y lo fácil para los críticos mediocres es destruir aquello que más cerca se tiene para encumbrar otras ideologías como panacea de sus supuestos conocimientos, en verdad, no es más que un recurso para esconder sus propios miedos, carencias e incapacidades.
Para desarrollar conocimientos y construir tendencias hace falta inteligencia e integración. En la cocina venezolana nos podemos sentir orgullosos porque la personalidad de este pueblo se ha basado en el sincretismo cultural, y también en los fogones ha sabido conjugar sus propias raices adoptando las de otros para enriquecerla... no dejemos que desde nuestras propias entrañas nos destruyan con ideas monolíticas sobre lo que debe ser Venezuela. Este país es mucho más rico que un plato de un solo color o de las directrices que marca un solo cocinero. La incertidumbre sobre lo que mañana podemos comer y donde hacerlo es la mayor de las libertades a la que podemos aspirar como comensales y como ciudadanos.
Arepa, Aji dulce y Suerte !!!
Querido Uri: sensacional articulo.Tus palabras siempre encierran realidades que tocan los mas profundos sentimientos y verdades. Que especial y que acertado eres. Un beso
ResponderEliminarAndreina (la cuñi)
Hola Oriol,primero que nada felicitarte por tu blog, soy Venezolana y tengo 6 años viviendo en España por lo cual te imaginaras que me encanta leerte, es una manera de sentir mi país a través de otros ojos y comprendiendote en muchas cosas por estar de este lado del charco, yo tambien he aprendido que España no solo es jamón y tortilla de patatas y que cuando cocinas con el corazón todo te sale bien.Un abrazo y cuando vaya para Venezuela me dare mi paseo por el Hatillo.
ResponderEliminarmuchas gracias cuñi por tu aliento y cariño. Me encanta que compartas conmigo la visión de lo que nos acontece.
ResponderEliminarbienvenida verónica a este punto de encuentro entre esos seres mutantes que somos los que cruzamos el charco en alguna de las dos direcciones... será venezpaña ?
Hola Oriol...
ResponderEliminarTus palabras me llenan de aliento para seguir con pie de lucha. Pase lo que pase! Aqui estaremos...
Un abrazo caluroso
Tatiana Mora
Oriol gracias por tu bienvenida y que rico ser venezpañoles, no? lo compararía con comerse un buen dulce de lechosa aquí o tomarse una friiiia y rica horchata por allá.
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