El menú de degustación con la familia roca en El Celler de Can Roca empieza con un abrebocas, aquel que aún no requiere de la mesa y los cubiertos, de pie en el bar y en la cocina del restaurante hacemos un recuento inicial de los fuertes lazos que nos asocian en el terreno de las amistades, el del mundo dulce representado por la admiración mutua y trabajo en común entre mi compadre Yann Duytsche con Jordi Roca. En clave venezolana pude corroborar la extraordinaria huella que dejó nuestro gran Carlos García durante el stage que realizó hace poco más de un año. Era recordado con enorme cariño y ampliamente reconocido por todos los miembros del equipo, entre los presentes dos cocineros venezolanos bien asentados en los fogones, Gabriel Vázquez lleva cuatro años en catalunya y después de una estancia en el Abac de Pellicer recaló en el Celler, y Pilar, de origen chileno pero formada en Malabar bajo la batuta de Carlos García por quien expresa los mejores deseos y recuerdos.
Pilar, Jordi Roca y Gabriel. El servicio ha concluido, es el momento de disfrutar de la conversación.
Si el Barça es más que un club de fútbol, El Celler de Can Roca es mucho mas que un restaurante de vanguardia y estrellas michelin. Sigue siendo una casa de familia, hasta el mas pequeño de los nietos está vinculado al negocio. El histórico bar de comidas que regentan los padres sigue funcionando puerta con puerta, de hecho el personal de ambos restaurantes se comunica de un lado a otro con total normalidad y la madre sigue preparando la comida de todos los empleados y pasantes. La cocina y sala del Celler tiene acceso directo al Can Roca y la madre se quejaba con gusto de que "esos muchachos" le dan demasiado trabajo y a veces le ocupan sus fogones. Todo es "normal" en esta casa, gente amable y accesible que huye de la comedia y la farandula, sin duda el entorno familiar ha formado a unos muchachos con unos valores robustos de esfuerzo y solidaridad.
Antes de cenar pasé una hora en la barra del Can Roca conversando con Jordi y con Josep Roca padre que sigue atendiendo a los feligreses de la barriada gironina de Taialà como siempre. En sus palabras y anédotas se dibuja el ejemplo de la enorme humanidad de esta familia y como lo aplican diariamente en el restaurante. Al padre se le iluminaban los ojos cuando recordaba los inicios de sus hijos Joan y Josep allá por el 1986 y como fue cambiando la vida de la familia con el ascenso de Joan Roca al estrellato culinario mundial... para el padre el mayor cambio es que ahora Joan se la pasa en congresos de todo el mundo y solo espera que disfrute de esta oportunidad sin que la familia se olvide de lo esencial: que los tres hermanos no se separen nunca.
La anécdota más emotiva fue la del descubrimiento de las habilidades de Jordi, el más pequeño de la casa. Empezó ayudando en la sala y en la cocina según las necesidades de cada día, un día entró a trabajar un pastelero extraordinario y Jordi se pegó a él para aprender pastelería y ayudarlo. El pastelero tuvo un accidente y una baja laboral de varios meses, cuando regresó al restaurante descubrió que Jordi había asumido la responsabilidad y que más allá de reproducir lo aprendido, había destapado el tarro de las esencias y nunca mejor dicho porque desde 2002 Jordi Roca alcanzó el reconocimiento unánime con su linea de perfumes en los postres.
mientras escribo estas lineas deben estar inaugurando el nuevo Celler de Can Roca a poco más de 100 metros del actual donde van a ganar en espacio y comodidad para sus clientes pero también en logística de trabajo. Comentaba Josep que gracias al nuevo espacio va a poder reagrupar todas las referencias de vino de la carta que ahora tiene diseminadas en tres casas distintas
Que envidia me da ver ese viaje, y que alegria me dio ver a pilar en esa foto, vuelvo y te repito como te dije la vez q te conoci, gracias por estar aqui con nosotros y compartir todas esas experiencias y conocimietos, saludos, nos estamos viendo
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