El lunes por la noche celebré el regreso a la mesa y mantel en Caracas de un modo espectacular, haciendo algo que quería desde hace meses: visitar a Tomás Fernández como comensal en el restaurante Le Gourmet del Hotel Tamanaco. Lo había intentado en numerosas ocasiones pero parecía que estaba gafado porque cada vez que formalizaba una reserva sucedía algún contratiempo de fuerza mayor que postergaba tan anhelada experiencia... en esta ocasión formalicé reserva con la mínima antelación y salió perfecto.
Aunque llegué tarde, el restaurante estaba todavía a pleno rendimiento y pude encontrarme en la puerta con mi respetado colega y amigo Ettore Perin quien antes de despedirse confió en las capacidades del sommelier Gustavo García para atender nuestras previsibles pasiones vinícolas. Ettore puede estar feliz con la carta de vinos que ha conseguido confeccionar. Es de obligada visita la cava, un precioso bunker climatizado donde reposan las mas importantes etiquetas que hoy en dia podemos encontrar en Venezuela, con algunas muy especiales y escasisimas que quitan directamente el hipo.
Encontré a Tomás Fernández en la cocina, un chef contento y satisfecho por comprobar que esa noche todo funcionaba a la perfección en su cueva privada. Entre guiso y guiso aprovecha cualquier instante para responder desde su computadora a todos los fans que acuden a su blog... este hombre no descansa, como dicen en mi tierra, es un auténtico hombre orquesta que no deja nada al azar.
Convenimos un menú de degustación personalizado con la única premisa de que nos permitiera ir a dormir con una digestión amable y que no hubiera pistacho, merey o albahaca pues mi socio sufre de digestiones lentas y yo sufro de graves alergias alimentarias con los ingredientes descritos. Debo destacar que por primera vez en la mesa caraqueña fui consultado previamente sobre el tema de las alergias y no podia venir de otra persona que del maître Agustín Bellorin, quizás uno de los tres grandes maìtres profesionales de este país junto al maître del Melià Caracas y al señor Cherancé.
No tenía mi cámara a mano de modo que no dispongo de fotos del menú de degustación que nos ofreció pero la velada fue un recorrido plagado de elegancia y sensibilidad que encajó a la perfección con dos excelentes vinos: los entrantes donde quisiera destacar una flor de chipirón relleno con el mejor cava de Segura Viudas, el heredad, y los principales con un pinot noir de Louis Jadot que provocó armonías espléndidas con el conejo guisado con espuma de zanahoria y un dorado enmarcado en una salsa para viandas de caza reservado como cierre sorprendente del menú. Para los postres un Porto de 20 años para acompañar un milhojas de naranja y el combate entre chocolate blanco y negro donde resulta ganador el conjunto gracias a la acidez de un coulis de parchita.
Tomás estaba muy inspirado, sin duda ama su trabajo y consigue trasladar todo el cariño y la responsabilidad en cada plato. Argumenta que la cocina de Le Gourmet no es en si misma un negocio, es un servicio en el que está en juego la personalidad y reputación de una institución como el Hotel Tamanaco. Bajo estas premisas tiene la libertad pero también una enorme exigencia profesional para conseguir que Le Gourmet sea el buque insignia de los altos estandares de calidad del Hotel, y, amigos, no cabe duda que logra sus propósitos de manera incontestable.
Gracias amigo por tantas atenciones que conviertieron la mesa en algo mucho más profundo que una cena. Mas que nunca, me arrepiento por haber tardado tanto en visitarte.
Aunque llegué tarde, el restaurante estaba todavía a pleno rendimiento y pude encontrarme en la puerta con mi respetado colega y amigo Ettore Perin quien antes de despedirse confió en las capacidades del sommelier Gustavo García para atender nuestras previsibles pasiones vinícolas. Ettore puede estar feliz con la carta de vinos que ha conseguido confeccionar. Es de obligada visita la cava, un precioso bunker climatizado donde reposan las mas importantes etiquetas que hoy en dia podemos encontrar en Venezuela, con algunas muy especiales y escasisimas que quitan directamente el hipo.
Encontré a Tomás Fernández en la cocina, un chef contento y satisfecho por comprobar que esa noche todo funcionaba a la perfección en su cueva privada. Entre guiso y guiso aprovecha cualquier instante para responder desde su computadora a todos los fans que acuden a su blog... este hombre no descansa, como dicen en mi tierra, es un auténtico hombre orquesta que no deja nada al azar.
Convenimos un menú de degustación personalizado con la única premisa de que nos permitiera ir a dormir con una digestión amable y que no hubiera pistacho, merey o albahaca pues mi socio sufre de digestiones lentas y yo sufro de graves alergias alimentarias con los ingredientes descritos. Debo destacar que por primera vez en la mesa caraqueña fui consultado previamente sobre el tema de las alergias y no podia venir de otra persona que del maître Agustín Bellorin, quizás uno de los tres grandes maìtres profesionales de este país junto al maître del Melià Caracas y al señor Cherancé.
No tenía mi cámara a mano de modo que no dispongo de fotos del menú de degustación que nos ofreció pero la velada fue un recorrido plagado de elegancia y sensibilidad que encajó a la perfección con dos excelentes vinos: los entrantes donde quisiera destacar una flor de chipirón relleno con el mejor cava de Segura Viudas, el heredad, y los principales con un pinot noir de Louis Jadot que provocó armonías espléndidas con el conejo guisado con espuma de zanahoria y un dorado enmarcado en una salsa para viandas de caza reservado como cierre sorprendente del menú. Para los postres un Porto de 20 años para acompañar un milhojas de naranja y el combate entre chocolate blanco y negro donde resulta ganador el conjunto gracias a la acidez de un coulis de parchita.
Tomás estaba muy inspirado, sin duda ama su trabajo y consigue trasladar todo el cariño y la responsabilidad en cada plato. Argumenta que la cocina de Le Gourmet no es en si misma un negocio, es un servicio en el que está en juego la personalidad y reputación de una institución como el Hotel Tamanaco. Bajo estas premisas tiene la libertad pero también una enorme exigencia profesional para conseguir que Le Gourmet sea el buque insignia de los altos estandares de calidad del Hotel, y, amigos, no cabe duda que logra sus propósitos de manera incontestable.
Gracias amigo por tantas atenciones que conviertieron la mesa en algo mucho más profundo que una cena. Mas que nunca, me arrepiento por haber tardado tanto en visitarte.
Que vivan los Sommeliers en Venezuela, Felicitaciones a Le Gourmet por apoyar a Gustavo Garcia, excelente Sommelier..de Campeonato.
ResponderEliminar