Ayer mi amigo Jordi Miro, conocido madridista de origen catalán, y un servidor, blaugrana hasta la médula, nos citamos en el Centro Comercial Paseo el Hatillo para ver juntos el madrid-barça.
Era la segunda ocasión desde que nos conocemos que ibamos a ver juntos el gran clásico. Estuvimos en el Friday's que tiene unas maravillosas pantallas y la acústica adecuada para concentrarse para seguir un partido de fútbol.
El desastre de mi equipo fue tan enorme que quedé perplejo, personalmente fue uno de los momentos más penosos que me ha tocado ver como socio del barça, no por el paseillo cuya trascendencia se ha magnificado y manipulado desde la prensa en España, fue por el partido en si y la imagen de bochorno que ofreció el barça. Hay que rebobinar mucho para que la memoria recuerde un momento tan horroroso para nosotros y tan extasiante para nuestro odiado rival.
Afortunadamente el fútbol es un juego y como todos los juegos es caprichoso y nos dará antes de lo que pensamos la dulce venganza... sobran ejemplos entre ambos clubs.
Lo mejor de la tarde fue el ambiente sano y divertido que vivimos antes del partido con una grupo de jóvenes estudiantes que, como nosotros, rivales futbolísticos, pero amigos por encima de todo, se unieron para ver el partido, cada uno luciendo sus colores y en total armonía... hasta que los goles decantaron la alegría y tristeza hacia cada uno de los bandos, aunque el humor no se perdió en toda la tarde.
Es un nuevo ejemplo de lo que hace pocos días comentábamos Jordi y yo, que desde Venezuela unos fanáticos como nosotros hemos aprendido a relativizar los éxitos y fracasos de nuestros equipos y a quitarle hierro al asunto. En el otro lado del océano, unos y otros viven al máximo los acontecimientos de ayer, no les queda otro remedio porque en España el pan y circo del fútbol es la medicina omnipresente para olvidarse cada tres o cuatro días que hay problemas más trascendentes. Quizás en Venezuela "el problema" es tan gordo que ni el fútbol consigue quitarle atención más allá de los 90 minutos que dura un partido.
Era la segunda ocasión desde que nos conocemos que ibamos a ver juntos el gran clásico. Estuvimos en el Friday's que tiene unas maravillosas pantallas y la acústica adecuada para concentrarse para seguir un partido de fútbol.
El desastre de mi equipo fue tan enorme que quedé perplejo, personalmente fue uno de los momentos más penosos que me ha tocado ver como socio del barça, no por el paseillo cuya trascendencia se ha magnificado y manipulado desde la prensa en España, fue por el partido en si y la imagen de bochorno que ofreció el barça. Hay que rebobinar mucho para que la memoria recuerde un momento tan horroroso para nosotros y tan extasiante para nuestro odiado rival.
Afortunadamente el fútbol es un juego y como todos los juegos es caprichoso y nos dará antes de lo que pensamos la dulce venganza... sobran ejemplos entre ambos clubs.
Lo mejor de la tarde fue el ambiente sano y divertido que vivimos antes del partido con una grupo de jóvenes estudiantes que, como nosotros, rivales futbolísticos, pero amigos por encima de todo, se unieron para ver el partido, cada uno luciendo sus colores y en total armonía... hasta que los goles decantaron la alegría y tristeza hacia cada uno de los bandos, aunque el humor no se perdió en toda la tarde.
Es un nuevo ejemplo de lo que hace pocos días comentábamos Jordi y yo, que desde Venezuela unos fanáticos como nosotros hemos aprendido a relativizar los éxitos y fracasos de nuestros equipos y a quitarle hierro al asunto. En el otro lado del océano, unos y otros viven al máximo los acontecimientos de ayer, no les queda otro remedio porque en España el pan y circo del fútbol es la medicina omnipresente para olvidarse cada tres o cuatro días que hay problemas más trascendentes. Quizás en Venezuela "el problema" es tan gordo que ni el fútbol consigue quitarle atención más allá de los 90 minutos que dura un partido.
LAPORTA QUEDATE, LAPORTA QUEDATE, LAPORTA QUEDATE!!!!
ResponderEliminarLA verdad es que fue alucinante ver tantas camisetas de los dos equipos mezclados. Lo pasamos muy bien, algunos más que otros ;)