Hasta hace poco beber agua era más peligroso para la salud que tomar una bebida alcohólica, por lo que no debe extrañarnos que gran parte de los destilados tomen la palabra "agua" y "vida" para que entendamos que el agua se ha transformado principalmente en manos monásticas en un exquisito y medicinal brebaje capaz de alargar la vida y darle felicidad al espíritu del hombre.
Aquello que los árabes inventaron para la obtención de los perfumes, el alambique para el destilado de alcoholes, en manos cristianas tuvo rápidamente nuevos y exitosos usos en forma de Aguas Ardientes que daban jolgorio y felicidad a quienes probaban. La Iglesia se reservó el monopolio del I+D y la elaboración de aquellos brebajes tan divinos y no es de extrañar que prefirieran la vida de clausura en los monasterios teniendo en sus manos la alquimia del alambique y todo el tiempo del mundo para orar y laborar, degustar lo laborado y volver a orar para agradecerle al altísimo tanta fortuna.
Gran parte de esos trabajos en la obtención de vinos y destilados nace de la búsqueda de los alquimistas medievales del elixir de la eterna juventud por lo que en tantos monasterios de la orden Cisterciense, hogar de concentración de la sabiduría ancestral en forma de bibliotecas y vida contemplativa, había el tiempo y las circunstancias para la búsqueda del Agua de la vida y en el camino afianzaron todo tipo de brebajes "espirituosos" a base de fermentaciones y destilados: Aqua vitae los italianos, eau de vie para los franceses, Whisky ("agua bendita" del gaélico uisge-beatha), Akvavit en los países escandinavos y Vodka del Vodá (aguïta en ruso).
Los monjes belgas adscritos a la orden trapista no se quedaron atrás en esa búsqueda y siguiendo las directrices de los monasterios normandos prefirieron especializarse en la obtención de cervezas, uno imagina que es por razones climáticas y de las limitadas materias primas de las regiones bañadas por el Mar del Norte. Si tienes poco cereal es más rentable elaborar cerveza en donde prácticamente no hay merma en comparación a los alcoholes de alta graduación.
La orden religiosa Trapista es una escisión de la orden del Cister nacida en el monasterio francés de La Trappe, es una reacción a la pérdida de observancia de la regla de San Benito promoviendo un regreso a los valores originales estrictos. Triunfa principalmente en Francia, Bélgica y Holanda. Su principal mandato es el "Ora et Labora" (Rezar y trabajar), debiendo seguir las reglas organizadas por San Benito sobre las actividades del día, el trabajo agrario y de elaboración de vinos, cervezas o licores como sustento económico del monasterio y un tiempo estipulado para la lectura, oración y descanso.
La fama de las cervezas de los Monasterios trapistas belgas se afianza en el siglo XX aunque la mayoría ya elaboraban cervezas desde el siglo XIX luego del intervalo de la revolución francesa en que los monjes perdieron propiedades y derechos.
La expansión cervecera en abadías y monasterios llegó a sumar más de 170 elaboradores pero hoy en día son muy pocos los que siguen produciendopor lo que gran parte de las cervezas que se comercializan como trapistas son elaboradas en empresas cerveceras en base a la fórmula original de una abadía. Por ese motivo los pocos monasterios que continúan con la tradición han logrado imponer un sello que certifica a las auténticas cervezas trapistas elaboradas completamente intramuros por los monjes.
Solamente 6 monasterios belgas (Achel, Chimay, Orval, Rochefort, West-Vleteren y Westmalle) tienen el sello de auténtica cerveza trapista, además de dos de Holanda (La Trappe y Zundert), el francés de Mont des Cats, un austríaco, Engelszell y curiosamente también un monasterio norteamericano de la orden llamado Spencer. El resto de cervezas nacidas en abadías o con fórmula original de una abadía trapista pero elaborada en brasseries son las que se conocen como "cervezas de Abadía" y merecen otro capítulo en esta serie ya que hay auténticas maravillas.
En lo personal no he tenido la oportunidad de catar las cervezas de Mont des Cats, Engelszell y Spencer, pero si las de los monasterios belgas y holandeses, en el próximo post la cata comparativa y puntuada de sus mejores cervezas.
Aquello que los árabes inventaron para la obtención de los perfumes, el alambique para el destilado de alcoholes, en manos cristianas tuvo rápidamente nuevos y exitosos usos en forma de Aguas Ardientes que daban jolgorio y felicidad a quienes probaban. La Iglesia se reservó el monopolio del I+D y la elaboración de aquellos brebajes tan divinos y no es de extrañar que prefirieran la vida de clausura en los monasterios teniendo en sus manos la alquimia del alambique y todo el tiempo del mundo para orar y laborar, degustar lo laborado y volver a orar para agradecerle al altísimo tanta fortuna.
Gran parte de esos trabajos en la obtención de vinos y destilados nace de la búsqueda de los alquimistas medievales del elixir de la eterna juventud por lo que en tantos monasterios de la orden Cisterciense, hogar de concentración de la sabiduría ancestral en forma de bibliotecas y vida contemplativa, había el tiempo y las circunstancias para la búsqueda del Agua de la vida y en el camino afianzaron todo tipo de brebajes "espirituosos" a base de fermentaciones y destilados: Aqua vitae los italianos, eau de vie para los franceses, Whisky ("agua bendita" del gaélico uisge-beatha), Akvavit en los países escandinavos y Vodka del Vodá (aguïta en ruso).
Los monjes belgas adscritos a la orden trapista no se quedaron atrás en esa búsqueda y siguiendo las directrices de los monasterios normandos prefirieron especializarse en la obtención de cervezas, uno imagina que es por razones climáticas y de las limitadas materias primas de las regiones bañadas por el Mar del Norte. Si tienes poco cereal es más rentable elaborar cerveza en donde prácticamente no hay merma en comparación a los alcoholes de alta graduación.
La orden religiosa Trapista es una escisión de la orden del Cister nacida en el monasterio francés de La Trappe, es una reacción a la pérdida de observancia de la regla de San Benito promoviendo un regreso a los valores originales estrictos. Triunfa principalmente en Francia, Bélgica y Holanda. Su principal mandato es el "Ora et Labora" (Rezar y trabajar), debiendo seguir las reglas organizadas por San Benito sobre las actividades del día, el trabajo agrario y de elaboración de vinos, cervezas o licores como sustento económico del monasterio y un tiempo estipulado para la lectura, oración y descanso.
La fama de las cervezas de los Monasterios trapistas belgas se afianza en el siglo XX aunque la mayoría ya elaboraban cervezas desde el siglo XIX luego del intervalo de la revolución francesa en que los monjes perdieron propiedades y derechos.
La expansión cervecera en abadías y monasterios llegó a sumar más de 170 elaboradores pero hoy en día son muy pocos los que siguen produciendopor lo que gran parte de las cervezas que se comercializan como trapistas son elaboradas en empresas cerveceras en base a la fórmula original de una abadía. Por ese motivo los pocos monasterios que continúan con la tradición han logrado imponer un sello que certifica a las auténticas cervezas trapistas elaboradas completamente intramuros por los monjes.
Solamente 6 monasterios belgas (Achel, Chimay, Orval, Rochefort, West-Vleteren y Westmalle) tienen el sello de auténtica cerveza trapista, además de dos de Holanda (La Trappe y Zundert), el francés de Mont des Cats, un austríaco, Engelszell y curiosamente también un monasterio norteamericano de la orden llamado Spencer. El resto de cervezas nacidas en abadías o con fórmula original de una abadía trapista pero elaborada en brasseries son las que se conocen como "cervezas de Abadía" y merecen otro capítulo en esta serie ya que hay auténticas maravillas.
En lo personal no he tenido la oportunidad de catar las cervezas de Mont des Cats, Engelszell y Spencer, pero si las de los monasterios belgas y holandeses, en el próximo post la cata comparativa y puntuada de sus mejores cervezas.
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