El queso Munster cuenta con una solera y tradición con mil años de historia nacido en una de las zonas de frontera más moldeable y cremosa de la historia de la Europa Central, concretamente entre la Alsacia y Lorena francesa y el Mosel o Mosela alemán.
Siglos de conflictos entre estos poderosos países han hecho de esta zona de frontera un vaivén cultural hasta llegar a nuestros días en donde cultura germánica y francesa se entremezclan con naturalidad en la Alsacia y Mosela, los alemanes heredando el estilo de quesos francés y los franceses el estilo de vinos de la cuenca del Rin, especialmente en los blancos.
El Munster, con varias versiones y formas según el lado de la frontera, el que hoy nos llama la atención es el alsaciano de leche de vaca con denominación de origen controlado desde 1969 como el Ermitage de la imagen. Si los franceses son los reyes del queso es en gran parte por su maestría en los quesos cremosos, en la Alsacia el príncipe es el Munster de pasta blanda y corteza lavada con salmuera. Entre 14 y 21 días de añejamiento, dependiendo del tamaño de la pieza y luego unas 8 semanas de curación hasta obtener una corteza de tonos amarillos con los aromas tan particulares de los quesos cremosos franceses.
El Munster en la degustación destaca por sus aromas intensos en corteza, aquellos que son frontera entre el placer absoluto o el rechazo en el consumidor de quesos.
Para los que se apartan por la incomodidad del aroma, invitarles a que sean valientes y tengan paciencia para esperar a disfrutar de su pasta, todo lo contrario a la potencia de la corteza, es de sabores suaves con sutiles notas de hierba y flores en su cremosa y lujuriosa pasta que alcanza texturas de mantequilla.
Para una mejor experiencia, dejar 30 minutos a temperatura ambiente para que se funda naturalmente y disfrutar solo, con un poco de pan no muy tostado para que no nos robe sensaciones y regar tanto con un blanco alsaciano como con tintos suaves como un pinot noir de la borgoña no muy entrado en años
La Cuenta: 2.7€ pieza de 125gr.
El Conteo: 8/10
Siglos de conflictos entre estos poderosos países han hecho de esta zona de frontera un vaivén cultural hasta llegar a nuestros días en donde cultura germánica y francesa se entremezclan con naturalidad en la Alsacia y Mosela, los alemanes heredando el estilo de quesos francés y los franceses el estilo de vinos de la cuenca del Rin, especialmente en los blancos.
El Munster, con varias versiones y formas según el lado de la frontera, el que hoy nos llama la atención es el alsaciano de leche de vaca con denominación de origen controlado desde 1969 como el Ermitage de la imagen. Si los franceses son los reyes del queso es en gran parte por su maestría en los quesos cremosos, en la Alsacia el príncipe es el Munster de pasta blanda y corteza lavada con salmuera. Entre 14 y 21 días de añejamiento, dependiendo del tamaño de la pieza y luego unas 8 semanas de curación hasta obtener una corteza de tonos amarillos con los aromas tan particulares de los quesos cremosos franceses.
El Munster en la degustación destaca por sus aromas intensos en corteza, aquellos que son frontera entre el placer absoluto o el rechazo en el consumidor de quesos.
Para los que se apartan por la incomodidad del aroma, invitarles a que sean valientes y tengan paciencia para esperar a disfrutar de su pasta, todo lo contrario a la potencia de la corteza, es de sabores suaves con sutiles notas de hierba y flores en su cremosa y lujuriosa pasta que alcanza texturas de mantequilla.
Para una mejor experiencia, dejar 30 minutos a temperatura ambiente para que se funda naturalmente y disfrutar solo, con un poco de pan no muy tostado para que no nos robe sensaciones y regar tanto con un blanco alsaciano como con tintos suaves como un pinot noir de la borgoña no muy entrado en años
La Cuenta: 2.7€ pieza de 125gr.
El Conteo: 8/10
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