En la Barcelona de mediados de los 80 y principios de los 90 las cervezas que existían eran las de "toda la vida", uno no pensaba en opciones, simplemente pedia la Estrella o la Voll Damm, alguna vez San Miguel y un poquito de las del resto de la península. Iban apareciendo como opción las lager populares de las marcas de las multinacionales como Heineken, Corona y Guiness como una rareza negra,,,.
Un día en un bar del Born nos ofrecen como rarera una alemana de trigo recién llegada, la Franziskaner, el impacto fue brutal, inolvidable y un motivo para regresar a aquel bar que era de los pocos que tenía esa cerveza y las primeras belgas que conocí como la Leffe y aquellas locuras saborizadas con nombres endemoniados.
Después fueron llegando muchas más y el universo se amplió, luego se desató la fiebre artesanal hasta hoy en que necesitamos cinco vidas para poder llegar a conocer todo lo que existe en la calle...
Cada vez que voy al supermercado o la tienda de licores veo la Franziskaner junto a las nacionales, perfectamente naturalizada en el país, no le hago caso porque ando buscando cada vez una nueva... hasta ayer en que desperté y reconocí en su etiqueta los valores como responsable y pionera de abrirme los ojos a la vasta variedad de cervezas del mundo... era el peluche de infancia perdido en el desván, mi Oso franciscano de Munich. La disfruté emocionado y disculpándome por haberla desterrado de mis recuerdos ... Franziskaner sigue siendo mi "peluche" de confort de aquella difícil "adolescencia" cervecera...
La Cuenta: 1.15€
El Conteo: 7/10
Un día en un bar del Born nos ofrecen como rarera una alemana de trigo recién llegada, la Franziskaner, el impacto fue brutal, inolvidable y un motivo para regresar a aquel bar que era de los pocos que tenía esa cerveza y las primeras belgas que conocí como la Leffe y aquellas locuras saborizadas con nombres endemoniados.
Después fueron llegando muchas más y el universo se amplió, luego se desató la fiebre artesanal hasta hoy en que necesitamos cinco vidas para poder llegar a conocer todo lo que existe en la calle...
Cada vez que voy al supermercado o la tienda de licores veo la Franziskaner junto a las nacionales, perfectamente naturalizada en el país, no le hago caso porque ando buscando cada vez una nueva... hasta ayer en que desperté y reconocí en su etiqueta los valores como responsable y pionera de abrirme los ojos a la vasta variedad de cervezas del mundo... era el peluche de infancia perdido en el desván, mi Oso franciscano de Munich. La disfruté emocionado y disculpándome por haberla desterrado de mis recuerdos ... Franziskaner sigue siendo mi "peluche" de confort de aquella difícil "adolescencia" cervecera...
La Cuenta: 1.15€
El Conteo: 7/10
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